«And that’s the real story of how you were born. Not very exciting, is it? And I suppose if I had to choose between the true version and an elaborate one involving a fish and a wedding ring, I might choose the fancy version. But that’s just me.»
– El Dr. Bennet, explicando como fue realmente el nacimiento de Will Bloom
Ayer, platicando con Alex, mencioné que iba a hacer un experimento científico, al ver si había podido transcodificar una película correctamente para verla en el DVD.
Muy correctamente ella me cuestionó si eso era realmente «ciencia». Una excelente pregunta. Mi respuesta, en bote pronto, mientras colgaba mi saco, fue que la ciencia era un método, un sistema, una forma de hacer las cosas. Y que TODO podía hacerse con ciencia, hasta el mínimo gesto. Hasta la cocina, comenté, recordando su idea de ser chef.
Y ahí quedó. Supongo que todavía no está en edad de que revisemos, paso a paso, el método científico. Pero me quedó el tema en la mente. La ciencia como el método de buscar la verdad. No un fin, sino un medio. Un medio que nos ha permitido elevarnos del oscurantismo de la edad media, pero que todavía no aceptamos y aplicamos en nuestra vida diaria. La búsqueda de la verdad.
Recuerdo una historia que leí en algún lugar, donde los caballeros de la mesa redonda deben buscar la mayor de las virtudes de un caballero, la mas importante. Y uno de ellos, en la cabaña de un pastor, la encuentra. La verdad. Pues de la verdad vienen todas las virtudes, y de su ausencia surgen todos los males.
Por por ello que siempre he pensado en que en mi escudo familiar, arriba de un sol y de varios conceptos contrarios, debe haber una gran palabra: VERITAS. Aunque, si hubiera mas espacio, quizás pusiera «Vi Veri Veniversum Vivus Vici«.
De eso trata la ciencia, ¿No? Tratar de conquistar el universo, y engañar al diablo.
Pero lo que quería comentar a Alex, realmente, no era lo grandioso de sentirse «científico» y suponer que uno es dueño de la razón. Lo que quería decirle era lo contrario. La ciencia es para tratar de controlar nuestros propios errores. Paliar nuestras debilidades. Vencer nuestra propia ignorancia, nuestros prejuicios, nuestros miedos. Si, el enano sobre el cual baila Shiva. Nosotros.
Natarajar_at_chidambaram
La primera vez que vi esta escultura, en Cosmos. Una representación de como los hindúes imaginaban el fin del universo, en llamas, para permitir la aparición del próximo, al sonido del tambor, mientras Shiva baila, grácil y bello, en medio de las llamas, encima de la ignorancia, enana y deforme. Sobre de ella, ajeno a nuestras estupideces. Vean la estatua, aliméntense de sus detalles, de sus significados, de su belleza, de su perfección.
Pero como todo buen símbolo y toda buena historia, también tiene un significado menos cósmico y mas personal. Hay que destruir nuestras ideas preconcebidas, nuestros deseos y esperanzas, con el fin de llegar a la verdad. La historia de Kepler. La verdad ilumina, pero también quema. La verdad destruye y consume. La verdad no es buena ni mala. Pero casi nunca es lo que queremos. Y el científico debe aprender a aceptarla, aún a costa de sus sueños y deseos. El espejo de Tezcatlipoca. el arma mas terrible, un espejo donde nos vemos como somos realmente, y huimos, aterrados.
¿Y cual es esa verdad de quién somos? ¿Cuál es nuestra verdad? ¿Nuestra memoria? ¿Nuestros recuerdos? Ni siquiera eso. En Slate leo un excelente artículo que habla de como la memoria es maleable, es falible, es ficticia. Somos un cuento de hadas.
Slate: The Memory Doctor
Pero eso nos da una ventaja. Si nuestros recuerdos son maleables, por que no hacerlos algo hermoso. Ya lo decía la guía, la belleza puede ser muy buena. Y si se trata de escoger entre mentiras, yo prefiero mas 100 mentiras que valen la pena. Prefiero «El Gran Pez«, y contar a Alex historias hermosas, que quizás, si nos importara, podríamos dudar de su veracidad. Pero yo prefiero abuelos que nunca perdían batallas.
¿Como empatar un respeto absoluto por la verdad con un afecto por la belleza?
Identificando las prioridades, por supuesto. La verdad es la madre de todas las virtudes. Y en verdad hay muchas cosas que desconocemos, que ignoramos. Y eso no debe evitar que busquemos aprender mas, ni tampoco debe prevenirnos de disfrutar la belleza. Aunque se que las pinturas son solo pigmentos embarrados sobre lienzo, eso no me impide disfrutar de su apariencia. Es más, el saber la verdad puede llevarnos a apreciar la belleza de todo el cosmos, microscópico y macroscópico, mucho mas de lo que podríamos sin ella.
Todo eso quería decir a Alex. Todo eso se quedó en una sonrisa. Todo eso quedó aquí, en la red, para cuando ella lo quiera leer.
Y hoy escucho un cuento, en PodCastle, Honored Guest, donde terminan con una hermosa frase: Se fue, llevándose mi pasado, pero dejándome a cambio mi futuro. Si, de eso se trata, dejar atrás las cuentos de la infancia, a cambio de las verdades de la conciencia.
VERITAS.