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Ciencia: Día de la Tierra 2009

Posted by El Corsario Negro en 2009-04-22

«Se ha dicho que la astronomía es una experiencia que nos humilla y nos forja el carácter. Quizás no hay mejor demostración de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro pequeño mundo. Para mi, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos mas amablemente entre nosotros, así como preservar y apreciar el pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido.»
Carl Sagan, Un Pálido Punto Azul

Amo las historias. Amo los cuentos, las narraciones, los libros y las fabulas. El cine y el teatro. Todo existe aquí, en la tierra. En un pequeño punto azul.

Ya he mencionado lo mucho que me emociona el ver la tierra como lo que realmente es, una mota de polvo flotando en el espacio, pero hoy, que es día de la tierra, quiero recordar «El retrato de familia», la fotografía que tomo el Voyager 1, a 6 billones de kilómetros de casa. La foto mas lejana que tenemos de nosotros.

Foto del Voyager 1 del sistema solar

Foto del Voyager 1 del sistema solar

14 de febrero de 1990. ¿Me ven en la foto? Estoy en Coyoacán, celebrando con Mon nuestro primer aniversario de novios. Allí, en el punto azul pálido en medio del rayo de sol, mas o menos en medio de México. Si lo ven, ¿verdad?

Allí, el punto azul suspendido en el rayo de sol

Allí, el punto azul suspendido en el rayo de sol

¿Qué se puede decir al ver esta foto? Carl Sagan, santo patrono de todos nosotros, lo ha dicho bien, y nos lo ha regalado para que podamos oírlo mil y mas veces.

Pero lo dice en ingles. Mi contribución, mi homenaje a su genio, es traducir el texto, con mis limitantes, para que también los que hablamos castellano podamos disfrutar de su reflexión.

Señores, de pie, que Carl Sagan está hablando.

Desde este distante punto de vista la Tierra puede no parecer de un particular interés, pero para nosotros es diferente. Considera de nuevo ese punto. Es aquí. Es casa. Somos nosotros.
En él, todos los que amas, todos tus conocidos, todos de los que has oído, cada ser humano que alguna vez fue, vivió su vida.
La suma de toda nuestra alegría y sufrimiento, miles de confiadas religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilización, cada rey y campesino, cada joven pareja de enamorados (¡hey, ese soy yo!), cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada superestrella, cada líder supremo, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió allí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.
La Tierra es un escenario muy pequeño en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertidos por todos esos generales y emperadores para qué, en gloria y triunfo, pudieran volverse los amos momentarios de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades realizadas por los habitantes de una esquina de ese pixel sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Que frecuentes sus malentendidos, que ansiosos están de matarse los unos a los otros, que fervientes sus odios.
Nuestras posturas, nuestra imaginaria auto importancia, la ilusión que tenemos alguna posición privilegiada en el universo, son desafiadas por ese pálido punto de luz. Nuestro planeta es una solitaria chispa en la gran envolvente oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad, en esta vastedad, no hay ninguna señal de que la ayuda vendrá de otro lado para salvarnos de nosotros mismos.
La Tierra es, hasta el momento, el único planeta que sepamos alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro cercano, a donde nuestra especie pueda migrar. Visitar, si. Asentarse, todavía no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde nos definimos.
Se ha dicho que la astronomía es una experiencia que nos humilla y nos forja el carácter. Quizás no hay mejor demostración de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro pequeño mundo. Para mi, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos mas amablemente entre nosotros, así como preservar y apreciar el pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido.

Tráiganme a Esquilo y Shakespeare, a Cicerón y Cervantes, a Dante y a Dostoyevsky, a Twain y a Hemingway. Nadie a escrito mejores palabras. Ante nadie tiene por que sentirse menos este texto.

Eso es, para mí, este día de la tierra. El día del pálido punto azul.

Gracias Carl.

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