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Día 14,327: Habemus Android

Posted by El Corsario Negro en 2011-05-31

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«Cuando algo es demasiado bueno para ser cierto, seguramente lo es»
– Proverbio que normalmente tengo muy en cuenta, pero que obvié esta vez

En resumen, lo que me molesta es la deshonestidad, y el que fui tan tonto de caer en el engaño.

Ayer comentaba como mandé a volar a Telcel después de muchos años de pagarles mas de lo que debía por el servicio de telefonía celular (en México las tarifas son extraordinariamente altas, para un servicio tan pobre).

Bueno, necesitaba un nuevo celular.

La mayoría de la competencia de Telcel se esforzó en hacerme recapacitar y obligarme a regresar dado su poco/nulo interés en ganarme como cliente. Ninguna me ofreció alguna ventaja para migrar mi número de teléfono (lo cual suena increíble, siendo una pésima estrategia comercial). Ninguna me ofreció un buen plan, un buen equipo, o un buen servicio. La mayoría de los vendedores parecían ser infiltrados de Telcel, evitando que alguien pudiese contratar con la competencia, y recibiendo comisión por cada cliente que evitaban, en vez de clientes firmados.

Excepto Iusacell. Es entendible que Iusacell, siendo de Grupo Televisa, en plena guerra con Grupo Carso (los dueños de Telcel) tuviesen un interés particular en capturar clientes y pegarle a Carso en donde mas le duele, los ingresos.

Ya había visto un cuadernillo de decente manufactura el cual me había dejado interesado y con dudas, y un sábado en la tarde, pasando frente a un módulo, me animé a preguntar.

Si hubiese tenido tarjeta de crédito a la mano, esa tarde hubiera firmado con ellos. Los vendedores fueron amables, con buenos conocimientos de planes y equipos, supieron que y como venderme su servicio. Todo lo que no había experimentado con otras compañías lo tuve con ellos. Incluso supe cual era el teléfono que me interesaba:

HTC Desire A, un teléfono Android. Me lo daban al contratar un plan de solo $310 pesos al mes (menos de lo que pagaba en Telcel) que incluía Internet inalámbrico (limitado, si, pero a un precio excelente). Incluso había forma de pagando $150 pesos mas me dieran un equipo mas para Johnny, un equipo que se ajustaba a sus gustos. Un verdadero sueño hecho realidad. Un plan mas que adecuado, un teléfono mejor de lo que soñaba, a un precio menor al que ya estaba pagando.

¿HTC? En mi vida había oído de esa marca. Sin embargo Toño, mi gurú de Android, ya había llenado mi mente de sueños de un sistema operativo para celulares con el poder de Linux, el poder de dominar el mundo y el universo, metido en un pequeño teléfono celular. Un sistema operativo de grandes en pequeño. Un sistema operativo con miles de aplicaciones libres y gratuitas al alcance de la mano, mas allá de las garras de Microsoft y Apple. Una tierra de esperanza y libertad, un rincón de libertad en el ciberespacio, como Simbian de mi viejo Nokia jamás me dejaría soñar.

Android.

Llegué a casa a investigar. HTC era una empresa oriental asociada a Google, de forma que un teléfono HTC era lo mas cercano que existe a un teléfono hecho por Google. Respecto al HTC Desire, lo que leí hizo surgir estrellas en mis ojos. Se mencionaba que posiblemente era el teléfono del año. Que era excelente del botón de encendido hasta el puerto USB. No encontré ni una sola crítica negativa. Y me lo daban gratis.

¿Dónde firmo?

Por cierto, ¿alguien notó que unos párrafos arriba mencioné que me regalaban el «HTC Desire A», pero en el párrafo anterior hablé del «HTC Desire»? Pues yo no me di cuenta. Ese fue mi error.

Desde que encendí mi nuevo teléfono me di cuenta que algo estaba mal. La resolución de la pantalla era terrible. Como cuando arrancas tu computadora y en vez de desplegar el logo de tu sistema operativo en 1280×1024 a 16 millones de colores lo hace en un horrible 640×480 a 256 colores. Estoy entrenado para saber que cuando eso sucede algo esta mal, pero muy mal.

¡Ese no era un HTC Desire!

¡La pantalla no era de 800×480!

¡El procesador no era un Snapdragon de 1 GHz!

¡No tenía 576 MB de RAM!

¿Qué había pasado?

Oprimí el botón de «Acerca de» y recibí mi respuesta: HTC Wildfire. Conocido en América Latina, en un muy deshonesto truco de marketing para despistados como yo, como «HTC Desire A». La A es de «Ya ves, menso, era muy bueno para ser cierto».

El HTC Wildfire es la versión «modesta» del HTC Desire. Tiene todo lo que el Desire tiene, pero en versión «Zona 4». En vez de un procesador Snapdragon de 1 Ghz tiene un procesador de 528 MHz, en vez de 576 MB de RAM solo 384 MB, en vez de una pantalla de 800×480 una de 320×240. La mitad de un Desire, mas o menos. Y gracias a eso es un teléfono mucho mas barato.

Después de un par de días de ir mascando puertas y escupiendo picaportes del coraje, me senté con calma a aprender de mis errores, hacer un control de daños y ver que había sucedido. Abrir las cajas negras, pues, y hacer un voto por voto, con la cabeza lo mas fría posible.

A riesgo de sonar al Zorro que no pudo alcanzar las uvas, les puedo decir que el HTC Wildfire (me niego a llamarle «HTC Desire A») es un teléfono excelente, mucho mejor que cualquier otro teléfono que pude haber conseguido a ese precio (gratis) en un plan similar (solo $310 pesos al mes). De haber sabido entonces lo que se ahora, creo lo hubiese elegido como la mejor opción para un codo como yo para hacerme de un teléfono Android, con internet inalámbrico.

Ya llevo una semana con él y les puedo decir que ha funcionado de forma espectacular. Está diseñado para ser todo lo que el HTC Desire es (Salvo por el procesador, la memoria y la pantalla es idéntico) a un precio tan accesible que un estudiante o alguien que lo quiera gratis en el plan lo pueda adquirir.

Todo eso que soñaba de Android ya lo estoy viviendo. He podido descargar decenas de aplicaciones, de excelentes a ridículas e instalarlas en segundos (cosa que el Nokia era muy difícil y limitado a una docena de programas). He podido configurar sus 7 escritorios (¡si, 7!) para que desplieguen toda la información que deseo. He podido acceder a Internet desde el camión, e incluso el metro, sin necesidad de Wifi y navegar en las páginas de forma fácil (lo cual no podía en mi viejo Nokia). Incluso puedo informar que ya codifiqué mi primera película para este dispositivo, y aunque un poco mas grande que antes, la puedo ver sin problemas (y aunque la resolución es menos el tamaño de la pantalla es mayor, lo cual la hace mas fácil de ver).

Incluso las entradas de ayer y hoy del weblog las he publicado desde el teléfono.

Y a diferencia de otros teléfonos que me han platicado (e incluso experimente en carne propia al pagar $90 solo por ver la página inicial de la NFL utilizando la internet de Telcel desde mi teléfono Nokia) este teléfono está diseñado para utilizar al mínimo el ancho de banda, con las ventajas de minimizar el consumo de datos y acelerar el desempeño de internet. Mi límite de 300 MB mensuales de Internet está demostrando ser mas que suficiente para lo que utilizo (y no la utilizo poco). La mayoría de las aplicaciones se pueden configurar para que las descargas grandes (ya puedo oír Nextia Podcast sincronizando directo a mi celular) se hagan solo por WiFi, dejando la red de Iusacell solo para cuando estoy en la calle.

¿Y mencioné que puedo ver Adobe Flash, a diferencia de los iPhones?

¿Y que las aplicaciones, en su enorme mayoría, son gratuitas? Digo, $0 por WhatsApp o AngryBirds.

Y no digo que el teléfono sea perfecto. La pantalla pequeña impide que algunas aplicaciones se puedan instalar, y hacen que la mayoría se vean «limitadas» en lo que pueden desplegar. Juegos como AngryBirds se arrastran por la falta de memoria y procesador. Y no puedo instalar todo lo que quisiera, a riesgo de llenar la memoria antes de lo que sería si tuviera mas (aunque creo la llenaría sin importar la cantidad, con el tiempo y la falta de cuidado suficiente).

Y la batería. O Dios, la batería. En modo muy ahorrativo (desactivando el backlight y reduciendo el consumo a mínimo) logro que me dure una jornada laboral, pero definitivamente no soporta un día completo de uso normal (normal para mi, al menos, escuchando radio durante 5 horas y podcasts y música un par de horas mas, además de ver un pedazo de película o un episodio de una serie de televisión al día) sin que la cargue. Ahora que ayuda mucho que se cargue con un simple cable USB a USB mini, que también sirve para la transferencia de datos.

En corto: Me gusta mi teléfono nuevo. Me gusta mucho.

Y todavía no empiezo a desarrollar, ni lo rooteo.

Sin embargo siempre me quedará el mal sabor de boca de la tomadura de pelo que me tomó Iusacell. Creo no era necesario ese truco para vender un teléfono que es bueno por si mismo. Y debí saber que era demasiado bueno para ser cierto el que me regalaran un teléfono como el Desire en un plan tan económico, pero, por un momento, dejé que mi avaricia me cerrara los ojos.

Si me engañan una vez es culpa de ellos. Si me vuelven a engañar es culpa mía. Deberé tener mas cuidado la próxima vez.

Bibliografía:
– Especificicaciones del HTC Desire: http://www.htc.com/www/product/desire/specification.html
– Especificaciones del HTC Wildfire: http://www.htc.com/uk/product/wildfire/specification.html

Una respuesta to “Día 14,327: Habemus Android”

  1. Javier Torres said

    Ja, de esas agradables sorpresas con las que a veces te encuentras. A mi me pasó con un celular chino: el F035. Tiene tantas cosas que no te lo crees hasta que lo usas; Wifi, TV, dos chips, GPS, java y a un superprecio. Y aunque tiene limitaciones de memoria y procesador, me ha sido muy util. Teniendo en cuenta la reputación que tienen los productos chinos, pensé que al mes se le iba a botar la bolita del trackball, pero ya tengo un año con él y funciona a la perfección. Felicidades, tanto por el cambio de compañia, como por el teléfono. Saludos.

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